Hay una extraña palabra que se ha introducido en el argot del coaching y del desarrollo personal: procrastinar.
Según la Real Academia de la Lengua se refiere a diferir, aplazar.
Vamos a ver, entre nosotros, esto se refiere a dejar para después todo aquello que es ineludible. Mi abuelo decía: lo que tengas que hacer para mañana hazlo ayer.
Retrasamos todo tipo de actividades y tareas, no necesariamente las más complejas, y buscamos sustitutos placenteros como vagar horas y horas por internet o ver series infinitas en televisión. Queremos hacer algo, pero no lo conseguimos, o empezamos, pero no logramos avanzar en el camino que nos lleva al objetivo.
Toda esta acumulación se convierte en una pesada losa cada vez más difícil de gestionar y nos impide ser felices.
¿Por qué ocurre esto?
Al procrastinar, buscamos satisfacciones inmediatas, sobre todo en el plano de las emociones. En el reenfoque de esta situación, que a veces se convierte en cotidiana, entra en juego la disciplina, el autocontrol emocional, la orientación al logro y otras competencias de liderazgo de las que iremos hablando. La disciplina (qué competencia tan maravillosa) podemos desarrollarla desde la infancia, facilitar a nuestros hijos la práctica de actividades que obligan al trabajo diario y que nos enfocan en los resultados a largo plazo.
Recuerdo la práctica diaria del piano, carrera que es la base de toda mi formación. Cada curso venía cargado de nuevos retos, en forma de obras artísticas que se nos encomendaban, podía ser una Sonata de Mozart o Beethoven, una Balada de Chopin o una pieza de Debussy…qué hermosa aceptación la de comprender (cuando ya llevabas años de estudio, claro), que para poder escuchar de tus manos aquellos templos de la creación musical, tendrías que dedicar cada día cuatro horas de trabajo meticuloso, un trabajo que te obligaría a repetir, sobre todo, los fragmentos más difíciles, y cuanto más difíciles, más lentamente…
Aquello constituía todo un ejercicio de control mental, físico y espiritual ya que evidentemente, lo que apetecía es correr en los pasajes más fáciles… por aquello de coger velocidad… y hacer de carrerilla los difíciles con el fin de que nadie notara sobresaltos. Este tipo de trabajo, donde en vez de evitar lo negativo, te obligas a afrontarlo de forma repetida hasta resolverlo, va forjando un carácter, y una forma de ser en el mundo.
Utilizar herramientas artísticas para el desarrollo de competencias de liderazgo es uno de los objetivos de mi metodología Arts for Leadership.
Partiendo de una visión desde el mundo del arte (música, interpretación, teatro, cine, etc.) Arts for Leadership desarrolla proyectos donde participan ponentes de alto nivel, músicos, artistas, profesores universitarios, expertos en management, comunicadores y empresarios, que comparten su experiencia en el escenario de los programas de aprendizaje.
Si las personas pensaran en los beneficios y en los frutos de su esfuerzo en vez de en lo negativo, como hacíamos nosotros en el Conservatorio, donde estábamos completamente seguros de que un trabajo disciplinado nos llevaría al éxito, pues otro gallo nos cantaría, ya que este cambio en los pensamientos potencia el optimismo y la energía.
Algunos consejos para lidiar con esta característica tan humana serían: Reformular en positivo nuestras intenciones, es decir, es mejor el pensamiento «voy a intentarlo» que «no puedo hacerlo»…Parece un juego de palabras pero a nuestro cerebro le nutre lo positivo, te invito a jugar con esta reformulación de tus pensamientos y empezar a poner tu vida en solfa.
Empieza a priorizar, distinguir lo importante de lo urgente, no aplaces esos temas que sabes deben avanzar para contestar mails o whatsapps que aparecen de forma indiscriminada.
Cree en ti mismo y en tus capacidades, apóyate en tus puntos fuertes y valores. Busca un para qué, el sentido de tu vida, porque teniendo un para qué nadie ni nada te detendrá. De ello hablaremos en el próximo post.
Te leo y parece que te escucho, te leo y se me revelan tu presencia… y mis inicios.
Namasté y buena suerte en tu andadura ❤
Querida Mónica, es una gran fortuna haberte encontrado en este camino. Acabamos de empezar!! Estoy deseando organizarme para ir a tus estupendos talleres de yoga, un fuerte abrazo
Cada día que salto de la cama, tengo que recordar la frase «voy a intentarlo», y aunque no lo consiga lo seguiré intentando…
El NO, no existe en mi camino….
Gracias Lourdes por recordarmerlo.
Abrazos verdaderos.!
Gracias a ti Pilar, a por todas!
Qué puedo decir yo… La reina del «no puedo» en una época de mi vida, y que gracias a tí y sólo a tí he conseguido cumplir mis sueños. Ahora siempre es «claro que puedo» ,»me pongo con ello ya» . Yo soy la misma que antes, pero ya si puedo. Tu confianza en mí y en mis posibilidades siempre ha estado en mi mente y me ha ayudado a lo largo de mi carrera y de mi vida. Gracias por todo, siempre!…
Cuántas horas de trabajo compartidas! Tu sabes lo grande que eres y lo que vales, mil gracias por tus palabras. Un enorme abrazo.
Como dice un proverbio chino: Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos. Estoy emprendiendo un proyecto que me llena de ilusión. Soy un pozo de ignorancia pero quiero seguir aprendiendo.
Es un placer leerte.
Gracias Yolanda, mucha suerte con tu proyecto.