Hace ya años, en medio de una tremenda crisis laboral, un buen amigo ahora ausente me escribió… tu mantente como la flor de loto, que ni las aguas sucias la salpican… esto me hizo reflexionar durante mucho tiempo, llegando a la conclusión de que lo que se dice salpicar, las aguas sucias salpican, te manchan y a veces esta suciedad no te deja ver, o parece ahogarte, sin embargo creo que el misterio de esta enigmática flor es que permanece imperturbable, mostrando su enorme belleza ante circunstancias adversas y hoy me ha venido a la mente como metáfora de lo que para mí son nuestros valores.