Queridos amigos y amigas, he querido comenzar con este atrevido post la temporada de otoño por muchas razones. Hace ya años, en medio de una tremenda crisis laboral, un buen amigo ahora ausente me escribió… tu mantente como la flor de loto, que ni las aguas sucias la salpican… esto me hizo reflexionar durante mucho tiempo, llegando a la conclusión de que lo que se dice salpicar, las aguas sucias salpican, te manchan y a veces esta suciedad no te deja ver, o parece ahogarte, sin embargo creo que el misterio de esta enigmática flor es que permanece imperturbable, mostrando su enorme belleza ante circunstancias adversas y hoy me ha venido a la mente como metáfora de lo que para mí son nuestros valores.
¿Valores? Esas palabras que tienen un especial significado para nosotros, son las columnas sobre las que se asienta nuestra inteligencia emocional. Cuando nos sentimos incómodos, ya sea en el área personal o profesional es porque alguno de ellos no está siendo respetado y al contrario, cuando nos sentimos fluir es que las personas y tareas que nos rodean están alineadas con esos valores. Palabras como: Justicia, Mente abierta, Libertad, Equidad, Determinación, Influencia, Liderazgo, Cooperación, Pasión, Familia, Salud, Felicidad, Integridad, Honor, Trabajo, Perseverancia, Seguridad, Cariño….y muchas otras…son las que dan nombre a estos valores. Son los fundamentos, los pilares que nos sujetan cuando las circunstancias llegan adversas o imposibles.
Simon Dolan, experto en coaching y Doctor en Psicología de las Organizaciones formado en la Universidad de Minnesota, a quien sigo y admiro, es experto también en Coaching con Valores y ha trabajado profundamente el tema distinguiendo tres tipos de valores: Emocionales, Ético –sociales y Económico –pragmáticos, desarrollando un sistema de trabajo con valores muy útil para los procesos de coaching. Y es que ser consciente de cuáles son nuestros valores se hace fundamental en cualquier proceso donde el autoconocimiento sea la base, es decir, en todos los procesos. Como él dice bien, los valores son como ir a un buffet de desayuno, no te puedes comer todo, debes elegir, ya que si bien cada ser humano cuenta con muchos valores, hay algunos de ellos que aparecen como fundamento individual. Conocerlos, salvaguardarlos y potenciarlos, nos acerca de forma clara a esa búsqueda del éxito personal y profesional.
De hecho, no hay valores mejores, ni valores peores, cada uno identifica su mapa de valores, muchas veces fruto del legado de esas personas que han sido referentes en nuestras vidas, profundiza sobre el nivel de satisfacción personal que existe con esos valores (se toman 5 como número ideal), para después analizar si están alineados con el tipo de trabajo y con la vida de la persona. Y el mapa en su conjunto también nos da a los coach muchas claves sobre potencialidades y limitaciones que puede tener el coachee. Esto siempre dentro de un marco temporal, ya que los valores evolucionan y cambian en los distintos momentos vitales del ser humano.
En momentos tormentosos alguno de nuestros valores se está viendo sometido a tempestuosas aguas y marejadas, ante las que es posible incluso que nos neguemos a ver la realidad y seamos nosotros mismos los que profanemos nuestra esencia, creyendo que nuestros valores pueden abandonarse unos minutos, días o meses para después volver al camino elegido…
Sin embargo esto no ocurre sin consecuencias para la persona y para los que la rodean.
La buena noticia es que en estos momentos el descubrimiento de este tesoro individual está aflorando y nuestra sociedad está cambiando. Las personas se están empoderando, las mujeres se están empoderando, los niños y adolescentes se están empoderando. Se está despertando la consciencia a ser “guardián” en palabras del propio Dolan, de tus propios valores.
En los centros escolares, dentro de programas de inteligencia emocional se está haciendo consciente a los niños de su tesoro, se les está pidiendo que decidan… ¿Qué valores queréis para esta clase?, de la misma forma en empresas… ¿Qué valores o cultura organizativa tiene la empresa? Y los alumnos, o los trabajadores, se están haciendo guardianes de sus valores, evitando con ello cualquier amago de bullying o mobbing.
Alguno pensará… ¿Estás soñando? , queridos amigos y amigas, este sueño está tomando forma lentamente, extendiéndose y multiplicándose como las flores de loto en el estanque, y es toda una revolución.
Os invito a ser como esa flor de loto, firme y radiante, a descubrir vuestros valores, que son un tesoro y a cuidarlos de las aguas sucias, aunque estemos rodeados de ellas.
Querida «flor de loto» …urge que tomen fuerza los valores en todos los ámbitos. Lo triste es que se tenga que reclamar especial atencion para fomentarlos. Pero de eso se trata crecer y avanzar ¿no? Gracias por tan magnífico post??
Gracias Mónica
Vaya!!! Que espectacular post. Me ha marcado mucho porque ha retratado mi experiencia propia. Muchas veces ser una flor de loto promueve la tentación en otros para buscar ensuciarla, porque no toleran y no entienden cómo pueden mantenerse firmes, bellas y limpias. Pero como tu dices, la firmeza de tus valores te hacen ser diferente, fuerte, estar en equilibrio y sin ser salpicado. Ahora entiendo cómo a pesar de la vorágine a la que la vida me ha enfrentado tantas veces, mantengo la belleza y pulcritud de una flor de loto.
Gracias Lourdes por compartir tu conocimiento, y gracias a mis padres por haber cuidado a esta flor de loto.
Gracias y enhorabuena Melbrit!