Música y liderazgo (II)

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Cuando he tenido la suerte de impartir sesiones de formación sobre gestión de equipos a directivos de distintos sectores siempre me he referido a la figura del director de orquesta como el auténtico paradigma de esta actitud, valor o arte, según se mire, que llamamos liderazgo y que me inspiró en 2009 a poner en marcha la metodología Artsforleadership para la formación y capacitación de los directivos utilizando precisamente las sinergias entre las artes y el liderazgo.

Las principales características que estudiosos como Goleman o Boyatzis han detallado sobre el tema nos ofrecen una serie de rasgos comunes a los líderes: Visión, iniciativa, automotivación, servicio, empatía, creatividad, exigencia, capacidad para guiar, delegar, hacer equipo, asumir riesgos, superación…el auténtico rol del líder es a mi modo de ver inspirar al equipo para hacer realidad los retos y cambios, marcar el camino y avanzar junto al equipo en los desafíos que se presenten. Todo ello, según Goleman y su idea de líder resonante, creando un clima de trabajo basado en la confianza y favoreciendo compromisos duraderos con un proyecto o idea estimulante. Este líder resonante nos muestra la unión entre inteligencia emocional e inteligencia social.

Sobre los estilos de liderazgo resonante o disonante y las figuras referentes de la dirección orquestal que los representan hablaremos en próximos posts…el liderazgo autoritario de Karajan, el carismático de Bernstein, o el visionario de Maazel, la historia nos ha dejado un inmenso legado de estilos y de formas de resolver al más alto nivel intelectual la gestión de equipos orquestal.

Dentro de todas las características de liderazgo anteriormente mencionadas, a mi modo de ver asumidas y superadas por el director de orquesta actual, me llama la atención la capacidad de servicio y la “empatía total”, esa capacidad única para mostrar el camino a seguir dentro del proyecto de negocio que sería metafóricamente una partitura de una obra musical con la singularidad de no decir una sola palabra, en total silencio.

Así es amigos, en el transcurso de un concierto, que previamente se ha ensayado varias veces, (por supuesto en los ensayos se hablan y comentan aspectos de mejora, pero todos deben llegar con su parte bien aprendida), todo ocurre de forma efímera e irrepetible, la música fluye desde el profundo silencio interior de director y músicos, con la conexión de la mirada y la expresión corporal, en tiempo real, sin posibilidad de retroceso, dando lugar a un espectáculo único donde pueden verse involucradas fácilmente 200 personas entre los músicos de la orquesta, coro y cantantes (en el caso de ópera y zarzuela). Y todo ello se dirige en silencio dando lugar a un nuevo tipo de liderazgo donde la escucha activa es capaz de hacer conectarse a un equipo multidisciplinar con participantes de diferentes edades y perfiles, y hacer que todo este equipo se conecte con el público presente, un liderazgo consciente y coach o mindful leader donde el foco está puesto plenamente en el aquí y ahora.

Puede ocurrir, y provoca más asombro aún, que un director de orquesta sea más joven que los miembros veteranos de la misma, especialistas en distintos instrumentos, con poder incluso para protestar a aquél que subido en el podio, ostenta aparentemente el poder. Un poder, una autoritas, que ineludiblemente se basará en el exigente trabajo individual, el respeto mutuo y la responsabilidad compartida para lograr el reconocimiento del equipo.

Al servicio de la música, de la partitura y de los deseos de un compositor que posiblemente la escribiera hace siglos, doscientas personas se embarcan y reman en la misma dirección con la principal finalidad estética de la búsqueda de la belleza. Bonito trabajo este que tiene como meta la belleza, no creéis? A algún alumno de piano perezosillo le he retado con un…no te quejes que somos trabajadores de la belleza!!, consiguiendo al menos su alucinación durante unos días.

En la música se une el ritmo, que favorece la intuición y la motivación, con la armonía, que empuja al equilibrio anímico y la estructura más racional y la melodía, como muestra cumbre de la expresión de las emociones. Razón y emoción dadas la mano al unísono en tiempo presente. Esto podría sorprender a cualquier extraterrestre que nos visitara.

Las emociones que los músicos, inspirados por el Director, nos transmiten, lo que sentimos al escuchar una obra musical, se experimenta de forma similar en todas las personas que lo escuchan, y este estado favorece la regulación emocional y la reducción del estrés, acercándonos al concepto de focus (foco atencional) o mindfulness (consciencia plena).

Este mindful leader, el director de orquesta, autocrítico, autoconsciente y enfocado en el presente, es capaz de mantener en un silencio que corta el aire al final de una obra musical, a 2000 personas que conforman el público, sosteniendo los silencios o el calderón con el que terminan muchas de las partituras (un signo musical  que nos indica la permanencia ilimitada en ese sonido o silencio, a voluntad del director o intérprete)  y es capaz de gestionar esta extraña situación, sólo manteniendo los brazos en alto, mientras un enorme mar fenomenológico desborda la sala, el auditorio y nuestras mentes, hasta que su caída de brazos invita al aplauso final.

Música y silencio, silencio y música, tomen asiento…


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4 comentarios en “Música y liderazgo (II)”

  1. Me ha encantado este artículo
    Hace tiempo fui a una conferencia sobre Dirección y ver a Baremboi o Karajan dirigir y analizar sus diferencias o incluso como Michael Jackson preparaba su último espectáculo y cómo buscaba la perfección en 2 notas del teclista hasta que estuvieron como él quería …. es un gran aprendizaje

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